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Los 5 conceptos básicos para tener una mejor educación financiera
Desde muy temprana edad conocemos el dinero, aprendemos que se utiliza para comprar y cuando llega el momento, entendemos que para tenerlo hay que trabajar. Pero este conocimiento básico sobre la moneda no es suficiente para tener un mejor control de la economía personal. Allí es donde se hace necesaria una buena educación financiera.
¿Qué es la educación financiera?
En pocas palabras, consiste en una administración más eficiente de los ingresos que se generan a lo largo de la vida, promoviendo un bienestar económico. Para lograrlo, no hace falta ser un experto en economía, sino de entender algunos conceptos puntuales.
Entonces, ¿para qué la educación financiera?
- Para tener un mejor entendimiento de cómo funciona el dinero.
- Permite tomar mejores decisiones de compra.
- Es útil para generar ahorros.
- Saber cuándo tomar un crédito personal.
- Sentirte cómodo para emprender y aprovechar mejor los tips para analizar costos.
El paso a lo digital
En la actualidad, el avance sobre el mundo digital posibilitó y facilitó el acceso de nuevas personas a herramientas financieras que contribuyen a una mejor calidad de vida.
Es posible decir que la transformación digital tuvo un comienzo tardío en los bancos de América Latina; sin embargo, hoy en día se busca acelerar esta transición y superar el desafío de la modernización bancaria.
La inclusión financiera de un nuevo grupo de personas fomenta el interés por conocer más información sobre cómo administrar el día a día y educarse financieramente.
5 conceptos básicos sobre educación financiera
Tomá nota y potenciá tus conocimientos sobre finanzas:
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- Ingresos: es la remuneración que recibes por tu trabajo, servicio o por la venta de un producto.
- Gastos: este término hace referencia a la salida de dinero. En palabras más sencillas, un gasto es el dinero que se destina al pago de servicios o adquisición de productos.
- Presupuesto: se refiere a la organización, a corto o largo plazo, de los gastos e ingresos. Este te permitirá controlar las salidas y entradas de dinero a fin de poder priorizar ciertos gastos antes que otros.
- Ahorro: el porcentaje de dinero que se puede guardar después de cubrir los gastos fijos.
- Capacidad de endeudamiento: este término hace referencia a la cantidad de deuda máxima que una persona puede adquirir sin poner en riesgo su estabilidad financiera. Es importante reconocer la capacidad de adquirir deuda debido a que te permitirá, ya sea mediante créditos o préstamos para emprendedores, concretar proyectos personales sin comprometer todo tu capital.
Cómo ponerlos en práctica
Para llevar todos estos conceptos a la práctica, lo primero que hay que hacer es identificar cuáles son tus compromisos económicos fijos y cuánto dinero te queda realmente después de cumplir con cada uno de ellos.
De ese dinero que te sobra, se fija un porcentaje para ahorrar (lo ideal es que sea el 15% del salario) y el resto lo podés utilizar para satisfacer algunos gustos.